miércoles, 1 de diciembre de 2010

CONQUISTANDO EL CORAZÓN DE DIOS


Cuando hablamos del Tabernáculo de David, lo asociamos con alabanza y adoración, son los dos puntos que destacan en la reedificación. Lo atractivo de la tienda o tabernáculo era lo que estaba dentro de la tienda. A nivel espiritual hay tabernáculos que han quedado como rituales, entretenciones para cubrir espacios porque hay un gran vacío que nada ni nadie puede llenar sino sólo la presencia de Dios. Quedarnos con rituales para nuestras instituciones evangélicas es delicado porque estaríamos cambiando lo menor por lo mayor. Cuando Marta se incomoda en ver a María sin hacer nada, le dice a Jesús: Mi hermana no me viene a ayudar. No estaba pecando, pero le reclama al ver a María sentada que estaba contemplando, elevada oyendo a Jesús, cautivada, el Señor Jesús le dice: una cosa es necesaria y ella ha escogido la mejor parte.

El que sirve sin comunión va a servir con afán, se va a molestar de los que adoran, de los que se sientan a escuchar la voz de Dios, pues la mejor parte es estar a los pies de Jesús. Eso pasa cuando nosotros vemos el paralelismo del Tabernáculo de Gabaón con el de David, los primeros se quedaron sirviendo, llenando el tiempo con puntos especiales, pero en la tienda de David se quedaron con la presencia. Él quiere manifestarse con un de repente...como en Hechos 2 que fueron embriagados por el Espíritu Santo. No permitamos que nuestros programas humanos nos excluyan de la comunión con Él. Cómo se explica que un salmista como David pudiera decir "anhela mi alma, y aún ardientemente desea..." Nadie puede hablar de un sitio a menos que pueda estar allí, pero si ha permanecido por lo menos tiene una apreciación.

Es impactante cuando un hombre es cautivado por Dios pero es más importante cuando un hombre cautiva a Dios, una cosa es que tú busques a Dios y otra es que Dios vaya detrás de ti. Hay tantas cosas que tratan de ser fascinantes que nos desvían del enfoque principal del culto, el arca la dejamos en tercer o cuarto lugar, en nuestros cultos el único espectador debería ser el Rey de Reyes, porque va dirigido a Él. Si algo se necesita es morir, no importa cómo te ves delante de los demás en tu apariencia cuando estás adorando, lo único que importa es agradar a Aquel que merece toda nuestra adoración.

El salmista dijo, "una sola cosa es necesaria y esta buscaré que pueda yo estar todos los días de mi vida en su casa para contemplar la hermosura de Jehová". Hay quienes adoran en público cuando no lo hacen en secreto, a estos no les agradará derramar su corazón cuando no tienen un micrófono, cuando no están en el púlpito... es sospechoso, podríamos estar dramatizando en el altar.

¿Cómo puedes detectar que eres auténtico y genuino delante de Dios? Cuando haces en privado lo que haces en público, cuando en lo secreto te rompes y te humillas, te quebrantas y haces el ridículo. La restauración del tabernáculo de David no es solamente la alabanza, es volver a enfocarnos prioritariamente en el arca, en la presencia de Dios. Allí no llegas para pedir, allí llegas a ofrecer, es casi un sinónimo de humillación, no importa qué tiene el sacerdote, lo que importa es que está el Rey de Gloria y hay que admirarlo.

Otra de las cosas es la restauración de los adoradores. Personas que no tienen un corazón en la prioridad, mucho menos podrán tener un estilo de vida de acuerdo a la prioridad. Sacar la mezquindad, morir a la vanidad, morir al orgullo, eso no es fácil. Sobre todo, revestíos de HUMILDAD. A Pablo nadie lo podría humillar porque siempre estaba abajo, Él se auto llamaba el más pequeño de todos los santos. No hay peor cosa que ver a un adorador altivo adorando a un Dios humilde.

Leemos en Juan 4: "Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que es en Jerusalén... Mujer, la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén, vosotros adoráis lo que no conocéis, nosotros adoramos lo que conocemos". Hay mucha gente adorando lo que no conoce en la dimensión de la estirpe de David, no conocen a Dios en la última comunión, no saben cuál es el corazón de Dios, se pierden. "Jesús dijo, ahora es cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad, porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren".

Tabernáculo también se interpreta como linaje o dinastía. Lo que Dios está buscando es revindicar el linaje, la estirpe de David, los que ministran a ese nivel o escala son los que el Padre está buscando. Imagínese un Dios cautivado, tocado por un adorador (que tenía defectos, pero tenía un corazón de búsqueda). Él es la razón. Apasionémonos por la presencia de Dios, busquemos de ella los puntos especiales está bien, pero si no te enfocan a ministrar y exaltar a Dios, podrían ser atractivos humanos que nos están alejando de la presencia de Dios. Anhela ser de los que toca el corazón de Dios de la dinastía de adoradores.

Las cosas que trascienden no nacen en la opulencia, nacen en lo secreto, en lo pequeño, sueños que Él está poniendo en tu espíritu, que a su debido tiempo se van a manifestar en público, no nacen en la multitud, nacen en lo secreto de tu cuarto, donde quiebras tu alabastro, allí Dios está hablando secretos, revelándote su corazón.

Enamórate más de Dios. Una vez logres tocar y cautivar su corazón, Dios se va a ver tan agradado, tan atraído por ti, que Él te buscará, por eso dice la Escritura que el Padre busca verdaderos adoradores. Los adoradores no lo están buscando... El Padre los está buscando a ellos.

lunes, 22 de noviembre de 2010

DIEZ FORMAS DE ADORAR SIN MÚSICA

Adoración no es solo cantar. Tal vez suene extraño que diga que adoración no es cantar. Pero lo digo intencionalmente porque mucha gente ha limitado la adoración al canto. Para muchos la adoración son los treinta minutos que duran los cantos de las reuniones o cultos en el templo. Para otros adorar es cantar coros lentos después de la alabanza (que es como normalmente llamamos a los coros rápidos)  y antes de que llegue la predicación, y esto es trágico. La adoración es mucho más que eso, como hemos visto en las enseñanzas anteriores.
La adoración es una actitud que debe afectar todas las áreas de nuestra vida, por eso es que la adoración es mucho más que cantar. Tal vez haya gente que canta todos los domingos en el lugar donde se congrega, pero nunca ha adorado a Dios.
Tal vez la mejor forma de expresar la adoración es a través del canto, pero ésta solo es una forma. ¿Cómo adora aquel que no tiene voz? ¿O el que no tiene brazos, o pies?. Lo hace con su espíritu, ahí está la fuente de nuestra adoración.

Todo lo que hacemos puede y de hecho debería ser un acto de adoración. Dios nos diseñó para adorarlo con nuestra vida entera. Para esto existen hábitos espirituales que podemos fomentar en nuestra vida y que nos ayudarían a adorarlo a un nivel más íntimo. Lamentablemente hemos relacionado la adoración solo con la música y el canto (esto no quiere decir que no debamos utilizarlos), pero tenemos a nuestra disposición una gama amplia de expresiones de adoración, con la que podemos expresar nuestro amor a Dios sin caer en la monotonía.

A continuación estudiaremos diez maneras de adorar a Dios, sin utilizar la música y/o el canto de canciones conocidas.

1. Adorando por medio de la oración. A menudo perdemos de vista este importante componente de nuestra vida de oración. Piense en aquellos asuntos por los que generalmente ora. ¿Cuánto de su vida de oración se centra en usted y cuánto en Dios? No hay duda de que Dios quiere que le compartamos todo lo que ocurre en nuestra vida. Pero también quiere que lo conozcamos mejor. Cuando nuestras oraciones afirman quién es Dios, ponemos nuestra vida de oración en una perspectiva apropiada. Eso es exactamente la forma en que Jesús nos enseñó a orar. En el Padre Nuestro, en el Evangelio según Mateo (6.9–13), Jesús empieza la oración diciendo: «Padre Nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre». Con esta oración, Jesús nos enseña una importante lección: La oración comienza con Dios. Debemos incluir en nuestras oraciones un tiempo en el cual nos enfoquemos en quién es Dios y lo que ha hecho Dios por nosotros y adorarlo por ello.

2. Adorando con la Palabra. Uno de los métodos más especiales que puede haber para adorar a Dios es su misma palabra, ya que relata los milagros de Dios, describe su carácter y resalta su obra salvadora. El adorador verdadero usa la palabra para glorificar al Dios que habla a través de ella. Si tomáramos la palabra como base para adorarle seguramente lograríamos que nuestra alabanza fuera más consistente y mas enfocada en el único y sabio Dios.  Debemos prestar más atención al libro de los Salmos. Ningún libro en la Biblia invierte tanto tiempo describiendo cuidadosamente a la persona de Dios como éste. Podemos utilizar porciones de los Salmos para adorar a nuestro Dios. (Salmo 57: 7-11).


3. Desarrollando en nuestra vida el hábito de la gratitud. (Ef. 5:20). Esto requiere que veamos el mundo a través de un par de lentes diferentes. Cuando vemos a través de los lentes de gratitud, vemos nuestra vida —y todo lo que hay en ella— como un regalo de Dios. Debemos empezar a agradecer a Dios por todo lo bueno que ha hecho en nuestra vida.


4. Postrándonos. (Salmo 95:6). Debemos empezar a entregarle a Dios áreas de nuestra vida que nunca antes le habíamos dado. Este es el corazón de la adoración: rendirse. Dios no busca 90% de nuestra vida; él lo quiere todo, el 100%. Posiblemente, usted haya sido por mucho tiempo un seguidor de Jesús, pero ciertas áreas de su vida aún no se las ha entregado, las reserva solo para usted. ¿Cuáles son esas áreas? Solo usted lo sabe. Dos buenos lugares para echar un vistazo son nuestras finanzas y nuestro tiempo. Debemos mirar las áreas de nuestra vida donde invertimos más tiempo y dinero. ¿Honran a Dios?


En el aspecto físico, postrarnos es una forma extrema de cortesía (reverencia) y adoración. El caer delante de alguien o tenderse frente a él o ella es una señal de reverencia suprema. Es una forma de humillarse uno mismo para aumentar el sentido de elevación de Aquél delante de quien nos postramos.


5. Orando y Cantando en Lenguas. (1 Cor. 14:13). Cantar en lenguas es un vehículo para adorar a Dios, un medio para que el Espíritu adore en nosotros. El canto en lenguas expresa sentimientos y pensamientos. El Espíritu Santo se une a nuestro espíritu, no lo sustituye. Se sirve de todos los recursos de nuestra naturaleza. El don consiste en abandonarse interior y exteriormente con sencillez, para que pueda brotar este lenguaje de niño. El canto en lenguas se convierte así en el lenguaje de la alabanza, de una alabanza integral, de todo el ser, en la presencia de Dios.
El canto en lenguas no es una sucesión de notas ensayadas o una melodía compuesta. Es una irrupción espontánea, dejando a la persona en libertad para cantar o callarse, que impulsa directamente a alabar al Señor. Cada persona canta con su voz, bonita o no, con su propio timbre y su estilo particular. El efecto es una adoración más allá de lo medible o expresable. Solamente si se ha experimentado se puede comprender esta realidad.
La mente no tiene un entendimiento natural de lo que se canta; con todo, al mismo tiempo tiene un conocimiento intuitivo de que nuestro espíritu está alabando y magnificando a Dios con “lenguas angélicas”.

6. Adorando con cantos espontáneos o cánticos nuevos. (Salmo 149:1). Son cantos que brotan del corazón de forma espontánea, en un ambiente de alabanza o de adoración acompañada de música o sin ella. (Col. 3:16).  Son cantos o himnos dados directamente por el Espíritu, y cantados espontáneamente a medida que Él inspira tanto las palabras como la melodía. Tales cantos suelen ser entonados en el lenguaje de la persona que los articula.

7. Adorando con Adoración líquida (Lucas 7:36-38). El llanto puede ser también una respuesta legítima de alabanza a Dios. No es el llanto que viene de la tristeza o de un corazón quebrantado, sino el que procede de la gratitud y de la adoración de corazón. A veces cuando meditamos sobre la grandeza y bondad de Dios, la única respuesta apropiada a su grande amor es derramar lágrimas de gratitud.
No debemos temer hacer esto, pues no es una señal de debilidad. Debemos dejar que las lágrimas fluyan. Nuestra reacción humana es a menudo contener las lágrimas. Sin embargo, llorar puede expresar los deseos más profundos de nuestro ser en una forma que de ninguna otra manera podríamos hacerlo. En ocasiones esto produce una profunda liberación.

Tampoco es bueno darse al llanto constante, pues eso puede ser una señal de que algo anda mal en nuestro interior. En tales casos, hay necesidad de sanidad interior.
8. Danzando para el Señor. (Salmo 150:4). No solamente en público, sino también en nuestro tiempo a solas con Él. Cuando danzamos o saltamos en nuestro devocional privado para Jesús, tendremos la absoluta seguridad de que lo hacemos para ministrarle a Él y no a los hombres. Es señal de mucho gozo y regocijo ante su presencia.

9. Levantando las manos. “Alzad vuestras manos al santuario y bendecid al Señor” (Sal 134:2). Levantar las manos es una señal universal de rendición o sumisión. Cuando las alzamos delante del Señor estamos reconociendo que nos sometemos completamente a Su voluntad y le decimos que somos suyos incondicionalmente. También es un acto simbólico de que lo exaltamos o levantamos por encima de nosotros. Igualmente, podemos simbolizar con ello que recibimos de Él lo que nos quiere entregar.

Es también una señal de un anhelo profundo de adorar a Dios. “Escucha la voz de mis súplicas, cuando clamo a ti, cuando alzo mis manos hacia tu santo templo” (Sal 28:2). Es además simbólico de la sed espiritual que sentimos por Dios. “Extiendo mis manos a ti; mi alma tiene sed de ti, como una tierra sedienta” (Sal 143:6).
Las personas que no están completamente rendidas a Dios tienen grandes problemas a la hora de hacerlo, aunque aparente ser una cosa muy simple. Se resisten firmemente a esta manera de adoración. Sin embargo, una vez que lo hacen viene sobre ellos una gran liberación, la cual, muchas veces les habilita para expresar alabanzas de muchas otras maneras.

10. Hablando de sus poderosos hechos. (Salmo 145: 4-7). Esta es la evidencia de un corazón enamorado. Hablamos constantemente de aquel a quien amamos. El adorador debe dar testimonio permanente de quien es Dios y de lo que Él ha hecho en su vida.

Conclusión: Podemos adorar a Dios con muchas otras formas: aplaudiendo, gritando, levantando banderas, cantando, arrodillándonos, etc., Pero debemos tener bien claro que todas estas expresiones de adoración son válidas únicamente cuando son expresadas con sinceridad de corazón, tal como dice en Colosenses 3:23: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor…”

lunes, 11 de octubre de 2010

ELVERDADERO ADORADOR NO NACE, SE HACE


Ciertamente no somos efectivos en nuestros tiempos en la presencia de Dios debido a que no nos enfocamos en lo que Él define como adorador. Podríamos definir a un adorador, como aquel que se entrega en una íntima y profunda manifestación de gratitud y alabanza a Dios. No importando las circunstancias por las que está pasando eleva adoración que sale de su corazón, de su espíritu. Adora en lo secreto como en público, no depende de otro para expresar lo que el creador de su alma le inspira, no se rige por ideas humanas sino por la Palabra y está siempre dispuesto a rendir todo su ser a Él.

COMO SER UN VERDADERO ADORADOR.
Dios está más interesado en lo que eres que en lo que haces. Dios está más interesado en que seas verdadero adorador que en tu adoración. 

El verdadero adorador se hace en un proceso. No se hace un adorador de un día para otro. Ser adorador es un estilo de vida que se caracteriza más por la actitud del corazón que por las cosas que podemos hacer como las expresiones o formas de adoración.

¿Cómo podemos caminar en esa dimensión? Las siguientes son algunas pautas que nos ayudarán a ser un verdadero adorador:

1. Ofreciendo a Dios una rendición total. La palabra adorar también significa ofrendar, y a través de las escrituras encontramos la palabra adoración como sinónimo de la palabra "sacrificio" u ofrenda. El apóstol Pablo nos presenta esta verdad en el siguiente versículo:

Rom 12:1  “…Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro culto racional…”

La palabra “cuerpos” se define como un todo, no contemplando únicamente la dimensión física de nuestro ser, sino las 3 dimensiones con las que Dios nos creó. Espíritu, alma y cuerpo. 1 Cor. 15:44 el apóstol Pablo hace distinción entre dos de los cuerpos de que habla en Rom. 12:1; el cuerpo espiritual y el cuerpo animal o nuestra alma. Con lo anterior queda establecido que se requiere que nuestra adoración involucre todos nuestros cuerpos, el espiritual, el animal (alma) y el físico.

El “sacrificio vivo”  mencionado por  el Apóstol determina la acción de ofrecer o rendir continuamente nuestra vida (sacrificio vivo) en adoración a Dios. Dios no quiere una parte de nuestra vida. Pide todo nuestro corazón, toda nuestra alma, toda nuestra mente, y todas nuestras fuerzas. (Marc. 12:30).

Para los judíos el corazón es el verdadero hombre que nosotros somos y que a veces ni nosotros mismos conocemos. Lo adoramos de corazón cuando lo adoramos como realmente somos al interior de nuestra habitación; lo adoramos de corazón, cuando lo adoramos tal y como somos.

Debemos adorarlo con nuestra alma, esto es, rendir a Él nuestra voluntad de tal manera que siempre tengamos la disposición de adorarlo; que utilicemos nuestras emociones en una forma balanceada para adorarlo, no podemos llorar o reír siempre que le adoremos, nuestras emociones deben  ser acorde a lo que queremos expresar. Al adorarlo con toda nuestra mente, lo adoramos con el entendimiento de lo que estamos haciendo, con profundidad, tomando el control de nuestros pensamientos, no permitir que éstos divaguen mientras le adoramos.

Pero también debemos adorarlo con todas nuestras fuerzas, con intensidad, desde lo profundo de nuestras entrañas. Si no lo hacemos así podemos terminar ofreciendo una adoración superficial, seca, indiferente y sin propósito.

A Dios no le interesan los compromisos a medias, la obediencia parcial y las sobras de nuestro tiempo. Quiere nuestra entrega total a Él, no pedacitos de nuestra vida.

2. Teniendo tiempo a solas con Dios. (Marc. 6:45-46). La adoración pública generalmente carece de intimidad. La adoración pública debe ser un reflejo de la adoración en lo secreto. La adoración intima se da en la intimidad de mi corazón y de mi habitación. Que pensarías de un hombre que en la intimidad nunca le dice a su esposa que la ama, nunca le muestra afecto, pero en público la trata maravillosamente. Todo tipo de halagos y cariños salen de sus labios cuando la gente los ve. ¿Pensarías que este hombre es un hipócrita verdad? Pensarías que solo pretende para ser visto por los demás. Así suena la adoración pública que no está respaldada por una adoración privada. Cuando en la adoración no hay intimidad, esta carece de deleite y se torna una carga o una obligación.

Pautas a tener en cuenta:

1.       Seleccionar el Lugar. Preferiblemente elegir un lugar tranquilo, silencioso, que nos aseguremos de no ser molestados durante nuestro devocional.
2.      Escoger una Hora Adecuada. Muchos piensan que la mejor hora para el devocional es en la madrugada, por la quietud, por tener una mente despejada por el descanso nocturno, por la poca probabilidad de interrupción. Todo tiempo es igualmente beneficioso, lo ideal es escoger una hora en que no estemos cansados o con prisa.
3.       Tiempo para el Devocional. Al comienzo bastarán unos 30 minutos, pero, con el tiempo este tiempo será demasiado corto.
4.      ¿Cuántos Devocionales Diarios? Si no es posible seleccionar suficiente tiempo en la mañana, podemos dividir nuestro devocional en varios lapsos durante el día.
5.      Podemos dividir nuestro tiempo a solas con Dios en dos partes:
5.1.             Estudio de la Palabra. Es recomendable tener un plan de lectura organizada.  Un ejemplo de ello puede ser proponerse leer la Biblia completa, comenzando por el Nuevo testamento y continuando con el Antiguo Testamento. Se pueden leer 3 capítulos diarios y seleccionar de esos capítulos uno solo o una porción pequeña en la cual meditaremos.
5.2.            Nuestra Comunicación con Dios. Este tiempo lo podemos emplear para:
Ø      Ser sinceros con Él y confesarle lo que sentimos, lo que queremos, lo que deseamos de Él,  cómo nos sentimos frente a algunas situaciones, ser transparentes en nuestra comunicación.
Ø      Elevar nuestras peticiones a Él.
Ø      Pedir perdón por los pecados que pudo habernos mostrado la Escritura en el estudio que hicimos.
Ø      Interceder por nuestra familia, Iglesia, ministerio, líderes, pastores, amigos, vecinos, ciudad, país, la salvación de las almas, o cualquier otra cosa que el Señor ponga en nuestra mente o corazón en ese momento, para ello debemos aprender a desarrollar nuestra capacidad de oírlo a  Él.
Ø      Dar gracias por lo que Él hace en nuestra vida, nuestra familia, nuestra Iglesia, etc. La Biblia nos exhorta a ser agradecidos.
Ø      Lo más importante: Adorarle con nuestra alabanza, con nuestro cuerpo, etc.

3. Ofreciendo la adoración desde nuestro espíritu. (1 Cor. 14:15.). Como vimos en la clase anterior, el espíritu del hombre tiene entre otras tres funciones principales que son la conciencia, la intuición y la comunión.    La conciencia es el área del espíritu donde Dios nos hace distinguir lo bueno y lo malo. La comunión es el área de nuestro espíritu que adora a Dios y en la cual Él se comunica con nosotros. La intuición es el área donde recibimos revelaciones de Dios. Par ser verdaderos adoradores las funciones de comunión e intuición de nuestro espíritu deben activarse y desarrollarse, para que podamos vivir una vida espiritual, como seres espirituales que somos, y así aprender a conocer como Dios quiere que le adoremos en cada momento. La única forma de ser guiados por el Espíritu Santo es desarrollando la habilidad de oírlo.

Desarrollamos o activamos nuestro espíritu cuando oramos en lenguas. El que habla en lenguas no habla a los hombres sino a Dios" (1ª Cor. 14,2). Cuando oramos en lenguas, nuestro espíritu ora (1 Cor. 14:14.)  Cuando oramos en lenguas nuestro espíritu se edifica. (1 Cor. 14:4).
4. Conociendo a Dios y su Palabra: (Juan 17:3 – Col. 3:16). ¿Cómo puedo adorar a alguien que no conozco? ¿Cómo puedo adorar a alguien cuyos atributos ignoro? ¿Cómo puedo adorar a un Dios con el que no me he relacionado lo suficiente para conocerle? Mucha gente "adora" a Dios sin conocerle. Muchos cristianos han entregado sus vidas al Señor, tienen vida eterna y el cielo les espera.  Pero no han conocido a Dios de una manera intima y personal. Aquel que conoce a Dios en la intimidad y en su vivencia diaria será un excelente candidato para ser un verdadero adorador.

Como adoradores debemos saber lo que la Palabra nos enseña acerca de la verdadera adoración: las expresiones de adoración, la revelación de la restauración de la adoración desde el tabernáculo de David, la verdadera adoración neotestamentaria,  la adoración en los salmos, el carácter de Dios y en fin, todo lo que podamos aprender para vivir como verdaderos adoradores.

5. Adorando en todo momento y lugar. (Salmo 34:1). Un adorador real, ama y sirve a Jesús, no importa el lugar donde se encuentre. Este ejemplo lo podemos tomar de David que lo mismo adoraba al Señor mientras cuidaba y pastoreaba sus ovejas, sirviendo de soldado en el ejército y ante el trono y un palacio siendo rey.

Muchas personas, equivocadamente piensan que adorar a Dios en espíritu y en verdad es algo que se hace en los días de servicio solamente; cuando todos están congregados. Adorar a Dios en espíritu y en verdad implica mucho más que simplemente atender a los servicios regulares, cantar, orar, leer la Biblia y aparentar ser un buen cristiano, estar en el grupo de alabanza, o en el equipo de danza. Es verdad que nos debemos congregar para glorificar a Dios, pues esto es agradable a Él, pero solo cuando aprendemos a adorarlo en todo momento y en todo lugar, vamos en camino para convertirnos en verdaderos adoradores.

Esto significa que adorarle en espíritu y en verdad se convierte en una manera de vivir, en un estilo de vida, lo cual significa que adoramos a Jesús en todo momento, y en donde quiera que estamos: en nuestra casa, en nuestro trabajo, en la escuela, en el mercado, en el carro, con nuestros amigos, con nuestros familiares, en todo momento y en todo lugar. ¿Cómo podemos adorar en todo momento?, entendiendo que somos adoradores y con nuestro modo de vida, con nuestro testimonio de vida, estamos glorificando a Dios en todo lo que hagamos. Cuando cada cosa que realizamos en nuestro diario vivir lo hacemos como para el Señor, entonces, cada cosa que hacemos se convierte en un acto de adoración. (Col. 3:18-23).

6.  Ofreciendo una adoración reflexiva. El mandamiento de Jesús de «amar a Dios con toda tu mente» se repite cuatro veces en el Nuevo Testamento. A Dios no le agrada que cantemos himnos, oremos con apatía y exclamemos con indiferencia ¡Gloria a Dios!, sin pensar en lo que hacemos. Si no pensamos en lo que hacemos cuando adoramos, la adoración no sirve. Si alguien se te acerca y repite diez veces: «¡Te aprecio!», es probable que pienses «¿Por qué?». Tú preferirías dos cumplidos específicos a veinte generalidades vagas. A Dios también.

7. Practicando la Adoración. Los verdaderos adoradores, los que adoran en espíritu y en verdad ofrecen una adoración que brota de lo profundo del corazón, la cual es el resultado del ejercicio diario. Como un médico, ingeniero o maestro, que estudiaron e hicieron prácticas antes de desempeñarse en su profesión. Ellos son profesionales en su área así no estén trabajando. Lo mismo debe suceder con los verdaderos adoradores, que lo son así no estén manifestando expresiones físicas de adoración. De lo anterior podemos concluir que los verdaderos adoradores lo son por la práctica, y con ello no se hace referencia a los ensayos de danza o alabanza, o a los seminarios o escuelas de adoración, sino al hecho de practicar el adorar a Dios en nuestro tiempo a solas con Él.

Habrá ocasiones en que los adoradores sentirán que su adoración no es efectiva, pero a pesar de ello se debe ser persistente y seguir adorando a Dios, sin importar la situación por la que se esté atravesando.
Conclusión: ¿Quienes están dispuestos a decir: “Dios, ya no me tienes que seguir buscando, porque hoy he decidido ser un adorador en todo lo que hago y digo, un verdadero adorador que te adore en espíritu y en verdad. Heme aquí”?

(Trabajo para el próximo Lunes: Buscar veinte frases de adoración extraídas del libro de los Salmos)

lunes, 4 de octubre de 2010

LA ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD (JUAN 4:23-24)


¿Qué significa adorar al Padre en espíritu y en verdad? Muchos dicen que adorar a Dios en espíritu significa adorar guiados por el Espíritu Santo y adorarlo en verdad significa  adorar a Dios como Él guía en Su Palabra. Pero eso no es lo que Jesús le dijo a la mujer samaritana. Si "en espíritu y en verdad" no significa "adorar guiados por el Espíritu Santo y en armonía con la Palabra de Dios", entonces, ¿qué significa?
Antes de seguir es importante recordar el contexto político-religioso de Palestina en los tiempos del Nuevo Testamento. Para la época de Jesús los israelitas se habían dividido en tres subculturas: Galileos: Por haberse fusionado la población con extranjeros, no judíos de religión, los galileos no eran bien vistos por los judíos fervientes, que llamaban a la región "Galilea de los gentiles”. Samaritanos: Los samaritanos eran seguidores de la Ley, admitían sólo el Pentateuco, rechazaban el resto de los libros del Antiguo Testamento y no reconocían a Jerusalén como centro religioso. Ellos tenían su templo en el monte Gerizín, en Síquén. Entre ellos y los judíos existía un odio mutuo. Judios:  La ciudad principal de Judea era Jerusalén. Su importancia era, en primer lugar, religiosa: allí estaba el único templo judío del mundo, al que todos debían peregrinar por lo menos una vez al año.


I. LA ADORACIÓN A DIOS EN ESPÍRITU SIGNIFICA OFRECER ADORACIÓN "ESPIRITUAL"
En el pozo de Jacob, Jesús y la mujer samaritana discutieron el asunto de la adoración. Los samaritanos y los judíos diferían sobre donde debería adorarse (Juan 4:20). Los samaritanos creían que debían adorar en Gerizim. Los judíos entendían que debía ser en Jerusalén.  Sin embargo, podemos ver el contraste hecho por Jesús: Los judíos habían adorado correctamente al ir a Jerusalén, pero iba a venir el tiempo cuando el lugar donde adorar no sería algo importante.
Jesús dijo que llegaría el tiempo para un tipo diferente de adoración donde ésta no sería definida por un lugar determinado. En Juan 4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”, y en 4:24 le dijo: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y verdad es necesario que le adoren”.
Debemos recordar que el sistema de adoración de los judíos se caracterizaba por una serie de rituales físicos, tales como el ofrecimiento de ofrendas, los holocaustos, etc. En contraste con lo que es principalmente físico, la adoración que estaba por venir, de que hablaba Jesús, estaba más de acuerdo con la naturaleza de Dios.  Esta explicación es acorde a Juan 4:24: “Dios es espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” Jesús está diciendo: La adoración que ofrecemos a Dios debe ser "en espíritu", es decir, espiritual. Debe fluir desde nuestro espíritu, desde nuestro ser interior.

COMPONENTES DEL ESPÍRITU HUMANO
Para entender lo que Jesús le estaba revelando a esta mujer debemos recordar que el ser humano está conformado por tres elementos: cuerpo, alma y espíritu. Debemos conocer cómo funciona nuestro espíritu, como primer paso para ser uno de los verdaderos adoradores que Dios busca.
ü  (Juan 4:24). Dios es Espíritu.
ü  (Gén. 1:26). Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.  
ü  (Sant. 2:26). Es decir, somos seres espirituales porque somos un espíritu,  no es que tenemos un espíritu, somos un espíritu.
ü  (1 Tes. 5:23). Somos un espíritu que interactúa con otras personas por medio del alma y a través el cuerpo.
ü  (Juan 3: 3-6). Nuestro espíritu es donde sucede el nuevo nacimiento, la nueva creación en Cristo Jesús.
ü  (Gál. 5:16). Tenemos que aprender a movernos en el mundo del espíritu, por medio del Espíritu Santo.
Los siguientes son algunas funciones del espíritu del hombre:

LA CONCIENCIA. Es la función del espíritu del hombre en donde se tiene el temor de Dios. Es el medio a través del cual podemos tener conocimiento del bien y del mal. Cuando el hombre peca continuamente la parte de Dios conectada a su conciencia, la cual es el temor de Dios, se aparta de él y esto produce endurecimiento de la conciencia. Esta se va haciendo cada vez mas insensible a la voluntad de Dios hasta que se cauteriza. (1 Tim. 4:1-3).

LA INTUICIÓN. Esta palabra no es bíblica, pero es reconocida en el ámbito cristiano. Son las antenas que conectan el mundo natural con el mundo espiritual. La intuición es el área sensitiva del espíritu humano y también es independiente de lo externo. Es ese conocimiento que nos llega sin ninguna ayuda del pensamiento, la emoción o la voluntad. "Sabemos"  por medio de nuestra intuición, y nuestra mente nos ayuda a comprender. Las revelaciones de Dios y todos los movimientos del Espíritu Santo son perceptibles para el creyente a través de la intuición. Es lo que nos hace sentir en un momento dado la presencia  del Espíritu Santo o de un demonio. Podemos sentir lo que pasa a nuestro alrededor con las personas o las circunstancias. En la intuición recibimos revelaciones de parte de Dios. Aquí se manifiesta la profecía, sabiduría, el discernimiento de espíritus y la ciencia.
Otras funciones del espíritu del hombre son la “mente del espíritu” (Col. 1:9), donde funcionan la inteligencia y sabiduría espiritual; los “sentidos del espíritu” (Heb. 5:14) y el “asiento de poder” (Ef. 3:20, Hech. 1:8), temas que no se profundizarán por no ser el objetivo de este estudio.

LA COMUNIÓN. Es la función o el área del espíritu en donde somos uno con Dios (Juan 17:21). Es donde se da lugar el nuevo nacimiento, la nueva creación en Cristo Jesús. (Juan 3: 3-6). Es donde empieza la regeneración y donde también somos vivificados por el Espíritu de resurrección. Es la función del espíritu que nos permite escuchar con claridad la voz de Dios. Es a través de la comunión que podemos ver y penetrar el mundo espiritual y donde se puede experimentar la gloria de Dios. Es allí donde vienen muchas visiones y revelaciones del Espíritu de Santo. Esta área funciona como el corazón o el área gobernante de nuestro ser espiritual. Es aquí donde es establecido el señorío de Cristo, el cual va a gobernar y dirigir nuestra vida. La comunión es la parte central del espíritu y donde se establece el lugar santísimo de nuestro templo. Es desde allí desde donde fluye la verdadera adoración, La adoración en espíritu.

Cuando Jesús le dijo a la mujer que llegaría el momento en que no adorarían al Padre ni en Gerizin, ni en Jerusalén, es decir, que no sería fundamental un lugar físico para adorar, estaba haciendo referencia a que el lugar para adorar a Dios sería establecido en nuestro espíritu. Hoy somos el templo de Dios, no un lugar para venir a adorar a Dios, sino un lugar desde donde se adora a Dios.
En el plano de lo físico, esto quiere decir que ahora podemos adorar en cualquier lugar, a diferencia de cómo lo hacían en el Antiguo Testamento. A partir de esta revelación podemos ver en la época de Jesús y en el Nuevo Testamento verdaderos adoradores adorando ya no en el templo físico o material, sino desde su templo, desde su corazón, en cualquier lugar físico: María, la hermana de Lázaro, adoró a Jesús en su casa en Betania, la mujer pecadora que adoró a Jesús en la casa de Simón, la multitud en la entrada triunfal de Jerusalén, los 120 en el aposento alto, Pablo y Silas en una cárcel de Filipos, etc.
La adoración en espíritu no procede del alma: Voluntad, mente o emociones, ésta es solo el vehículo para expresarla. Si nuestra adoración no fluye desde nuestro interior, desde nuestro espíritu, terminaremos cometiendo el error de muchos: confundiendo las expresiones de adoración con la verdadera adoración.

II. LA ADORACIÓN A DIOS EN VERDAD
Jesús le dijo a la mujer samaritana que llegaría el momento en que se ofrecería a Dios una adoración que estaba más de acuerdo con la verdad, con la realidad. Para entender esto, debemos tener en cuenta que muchos elementos de adoración que se llevaba a cabo en la época de Jesús eran simplemente una sombra o figura de lo que vendría.
La adoración del Antiguo Pacto, era una sombra o símbolos de la verdadera adoración. Los sacrificios de animales eran símbolo del sacrificio de todo nuestro ser que debemos presentar diariamente en adoración a Dios (Rom. 12:1); el sacerdocio levítico era símbolo del mejor sacerdocio que hoy tenemos (1 Pedro 2:5);  la fuente de bronce era símbolo de la limpieza que hoy hace la Palabra en nuestra vida (Efe. 5:25-26); el candelero era símbolo de la revelación que nos da el Espíritu Santo, especialmente cuando le adoramos (1 Cor. 12:7-8); el altar del incienso ara símbolo de las oraciones que elevamos a Dios (Apoc. 5:8); el lugar santísimo, en el que entraba solo el sumo sacerdote una vez al año, era símbolo de la presencia de Dios a la que hoy podemos entrar con plena libertad (Heb. 4:16); la sangre depositada en el propiciatorio para hacer expiación por los pecados del pueblo era símbolo de la sangre de Cristo que nos da libre acceso a la presencia de Dios (Heb. 9:11-12).
La adoración del Nuevo Pacto está de acuerdo a la verdadera realidad. El énfasis ya no está en lo que eran símbolos o una sombra de las cosas por venir (La Ley), sino en lo que es verdad o real. El rey David recibió la revelación de la adoración en verdad y la estableció en el tabernáculo de Sión. En el Salmo 132:13 dice que este fue el tipo de adoración que el escogió, en lugar de la adoración mosaica (Salmo 78:60). La adoración en verdad es la forma como Dios quiere que se le adore, con música, con cantos, gritos, con alegría, con danza, vidas rendidas a Él, etc.
Para que nuestra adoración sea conforme a la verdad de que Jesucristo reveló a la mujer samaritana, y que había sido revelada al rey David siglos atrás, se deben cumplir cuatro aspectos:

1. Debe ser adoración que corresponde a la verdad de nuestra condición interior. Los fariseos violaron este principio. (Marcos 7.6-7). La adoración no es algo simplemente exterior, como el movimiento los labios ante Dios. Cuando lo que hacemos en la adoración deja de ser una expresión de lo que realmente está en nuestros corazones, deja de ser una adoración verdadera.
2. Debe ser adoración que se enfoca en la persona y la obra de Jesucristo, quien es la verdad. (Juan 14.6; Filipenses 3.3).
3. Debe ser adoración fundamentada en la verdad de la Escritura, a través de la cual Dios nos revela su naturaleza, su carácter y sus deseos.
4. Debe ser adoración fundamentada en el Espíritu, es decir, en la guía del Espíritu Santo.


CONCLUSIÓN:
La adoración es como un motor de dos cilindros que opera con la mezcla: espíritu y verdad.

La verdadera adoración ocurre cuando le adoramos a su manera, no a la nuestra. Dios mismo, no nosotros, define la manera en que debemos adorarle. Mucha gente adora a Dios a su manera. Los verdaderos adoradores adoran al Señor a la manera de Dios y él desea ser adorado en una manera que utiliza los dos elementos de “espíritu y verdad”. Jesús dice algo importante en Juan 4: 23-24: El Padre busca adoradores verdaderos. El Padre busca un pueblo adorador. ¿Qué es un verdadero adorador? El que adora a Dios como él nos instruye: en espíritu y en verdad.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

¿Adorador Genuino o Adorador Casual?

1. Un Adorador Genuino ama al señor sobre todas las cosas, un adorador casual se ama así mismo.

2. Un Adorador Genuino aprende a escuchar la voz del Señor, un adorador casual escucha solo su voz interior (carnal)

3. Un Adorador Genuino es sensible al corazón de Dios un adorador casual es una persona insensible

4. Un Adorador Genuino es un intercesor según el Espíritu de Dios por el pueblo, el adorador casual es egocéntrico no se duele por el pueblo.

5. Un Adorador Genuino es un hombre que busca conocer a Dios a través de la intimidad con el, el adorador casual es aquel que solo confía en el conocimiento antes que la vivencia

6. El Adorador Genuino es aquel que siempre esta a los pies del cordero, el adorador casual es aquel que busca que el pueblo este a sus pies

7. El Adorador Genuino es aquel que esta dispuesto a servir mas de lo que le dicen, el adorador casual solo hace lo que le dicen.

8. El Adorador Genuino reconoce sus limitaciones frente a Dios, el adorador casual se apoya en su propia prudencia.

9. El Adorador Genuino se fortalece en Dios para las pruebas del futuro, el adorador casual actúa en sus fuerzas y  confía en su propia prudencia.

10. El Adorador Genuino es aquel que experimenta una vida sobrenatural, el adorador casual es aquel que vive solo el momento.

11. El Adorador Genuino es un hombre equilibrado y centrado en Dios el adorador casual es guiado por sus emociones

12. El Adorador Genuino es aquel cuyo centro de adoración es Dios, el adorador casual hace que su adoración se centre en el.

13. El Adorador Genuino es aquel que logra descubrir la intimidad con Dios como fuente principal el adorador casual solo confía en sus fuerzas y sus glorias pasadas

14. El Adorador Genuino es un dependiente de Dios en todo, el adorador casual solo depende de lo material.

15. El Adorador Genuino es aquel que anhela siempre estar en Su presencia, para el adorador casual esto depende de su estado de animo o esporádicamente o quizás nunca.

16. El Adorador Genuino es aquel que siempre esta agradecido con Dios en lo poco o en lo mucho, el adorador casual es un ingrato con Dios.

17. El Adorador Genuino es aquel que anhela ser semejante a Cristo cada día mas, el adorador casual maneja una careta de santidad frente al pueblo.

18. El Adorador Genuino es aquel que tiene como su provisión espiritual al Señor, el adorador casual es aquel que confía solo en lo que sabe.

19. El Adorador Genuino es aquel que busca un rhema para bendecir al pueblo el adorador casual solo trata de animar al pueblo

20. El Adorador Genuino es aquel que esta comprometido con Dios el adorador casual solo esta comprometido  consigo mismo.